“Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”

Mahatma Gandhi

sábado, 6 de octubre de 2012

Razones éticas



Los animales son seres sensibles, capaces de probar sensaciones, emociones, sentimientos, como bien sabemos todos los que tenemos en casa un gato o un perro.

Una vaca no es muy distinta de un perro, desde este punto de vista. Ni un cochino es distinto, es un ser inteligente, afectuoso, curioso.

Sin embargo, estos animales en cambio vienen tratados como cosas: mientras la actividad de criaderos, fábricas de comida, mataderos y las cadenas de distribución resulten económicamente compatibles con los niveles de productos demandados en el mercado, es necesario que el precio de la carne, leche y huevos permanezca accesible para el mayor número posible de consumidores.

Para ser sostenible, la zootecnia química e intensiva debe por lo tanto maximizar la ganancia basandose en rebajar los costos.

El 99% de los criaderos ya son intensivos: los animales vienen criados en espacios estrechísimos, sin tener jamás la posibilidad de salir a la luz del sol. De vez en cuando se ven algunas vacas pastando, es cierto, pero son solo aquel 1% de los animales más “afortunados” que vienen tratados un poco menos mal.

También a estos le toca, de cualquier manera, el mismo fin de los otros: el matadero. Ahí, vienen asesinados sin piedad, sin algún sentimiento de compasión, sin sentir que se trata de seres sensibles. Son sólo cabezas para matar.

Los mataderos están siempre escondidos de la vista del público: para poderse nutrir de animales, las personas deben alejar el pensamiento del asesinato, debe haber una separación entre las imágenes del animal vivo en la “granja” (que ya casi no existe y es sustituida por los criaderos intensivos) y  su carne de pinchar con el tenedor. Si alguien tendría que matar personalmente los animales que se come, seguramente muchos de ellos habrían salvado su vida.


Sai Cosa Mangi

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